Federico Cantú, pintor,
escultor, muralista y grabador, se le ha denominado “el Ulises de Cadereyta”. Su largo andar durante mas de siete
décadas de labor creativo entre América y Europa lo convertirán en el hijo
prodigo de Nuevo León, un Ulises que tiene sed de llegar de nuevo a su tierra.
Como diria Alfonso Reyes : Cantú “surgió
hijo de si mismo” Su obra aviva el afán prehispanico,la flora, la fauna, el
paisaje y la simbología mitológica y religiosa. Pero sobre todo recrea el
universo cultural que cultivo a lo largo de su vida.
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